1) Reseña: Un mundo desbocado. Los efectos de la globalización en nuestras vidas del teórico social Anthony Giddens.
Antonio Giddens, director de la London
School of Economics, es autor de numerosos libros sobre temáticas de la sociedad
actual. El libro que presentamos nació como resultado de la elaboración de
conferencias dadas por la BBC. Los temas, en consecuencia, son tratados en sus
grandes líneas, dirigidos a un público muy amplio y no especializado.
El autor está convencido que vivimos una
época crucial de transición histórica, con cambios que no se reducen a una zona
concreta del globo, sino a su totalidad. Por ello, hablamos de globalización y
afecta no solo a los factores económicos lejanos y anónimos; sino que está
incidiendo en nuestras vidas diarias. Ya Marshall Mc Luhan, en su obra The
Gutenberg Galaxy (1962), había introducido el término “aldea global”,
indicando el impacto de las nuevas tecnologías de la información en nuestras
vidas. Sin que se supriman las diferencias individuales propias de una aldea,
nuestras vidas adquieren ahora una influencia y una dimensión global,
planetaria, sobre todo en el ámbito de la economía y de la información.
Giddens parte de una afirmación simple: la
globalización supone “la tesis de que todos vivimos ahora en un mismo mundo”. Pero
esta tesis recibe dos lectura opuestas: 1) La de los escépticos, según los
cuales la globalización no es más que palabrería y el mundo funciona en forma
bastante parecida a como lo ha hecho desde hace muchos años. La mayor parte del
comercio exterior se da entre regiones y no con todo el mundo. 2) Los radicales
sostienen que la globalización es real y puede verse en todas partes. El
Estado-Nación ha terminado: ha perdido gran parte de la soberanía que tuvo y
los políticos han perdido mucha de la capacidad para influir en los
acontecimientos. Giddens apoya esta segunda interpretación. La mayor
globalización se está dando en el nivel de los flujos financieros y de
capitales. Se da “una nueva economía electrónica mundial”. En este contexto, la
globalización puede ser una forma camuflada, afirman algunos, de un rápido
camino a la prosperidad para unos pocos y de miseria y desesperación para
muchos: “En lugar de una aldea global, alguien podría decir, esto parece más un
saqueo global”.
Lo que ha cambiado -desde finales de los
años setenta- son los sistemas de comunicación y con ello va cambiando la
cultura y, tras ella, las formas de vida sociales y económicas. Giddens
profundiza esta línea de pensamiento estudiando las influencias de la
globalización en el contexto de los cambios de actitudes ante el riesgo, ante
la tradición, la familia y la democracia.
El autor señala que la globalización es la forma en que vivimos ahora
y que urge cambiar las instituciones, adecuándolas a una nueva forma de vivir,
de modo que podamos volver a imponer nuestra voluntad sobre ellas. Además, afirma
que la sociedad es global es una sociedad de riesgo; el riesgo se refiere a los peligros que se
analizan activamente en la relación a posibilidades futuras. Las culturas
anteriores tomaban su identidad volviéndose al pasado, la cultura actual se
define por su perspectiva respecto al futuro. El riesgo es la dinámica que
mueve una sociedad por cada cambio y su contracara es la necesidad del seguro. Contra
el riesgo del avasallamiento de la naturaleza su reaseguro ecologista; contra
los alimentos modificados genéticamente surge la necesidad de una nueva ética. La
globalización nos lleva hacia un difícil equilibrio entre la audacia de la
ciencia, la tecnología y las finanzas, y la cautela para protegernos a los
peligros que nosotros mismos generamos para la vida humana planetaria.
Ante la obsesión de cambios surgen
reacciones como el fundamentalismo que es el hijo de la globalización a la que
contesta y a la vez se utiliza. Como los sofistas globalizaron a Grecia
relativizando una visión única y privilegiada en el mundo globalizado actual. Se
pregunta sobre los motivos de los que defienden una única interpretación de las
creencias referidas a textos básicos, leídos de manera literal y aplicados a la
vida social, económica y política. El fundamentalismo es una tradición acorralada
que contempla la posibilidad de la violencia y es enemigo de los valores
cosmopolitas.
Para Giddens la globalización incide
también en la forma de considerar la vida familia. En la familia tradicional, los
niños eran un beneficio económico y la familia se centraba en ellos. Hoy la
familia tiende a fundarse en la comunicación emocional de los adultos que la
componen y se mantienen por el tiempo que ésta perdura.
La democracia es también reconsiderada en
la época de la globalización, mientras
se expande por el mundo en los países que no la poseían y en los países que ya
no la poseen… existe una desilusión generalizada para con los políticos.
En el texto se da por bueno el régimen
democrático y enfatiza que este necesita una purificación que lo democratice,
con procedimientos alternativos como los referéndums electrónicos y que generen
medidas de anticorrupción en todos los ámbitos contra el capitalismo gansteril.
Para que la democracia funcione el gobierno, la economía y la sociedad civil
deben estar enterados.
El libro finaliza con un listado de
lecturas seleccionadas y brevemente comentadas, que resultan útiles para lector
que desee profundizar en la temática de la globalización. Estos son los temas
presentados en este libro en los cuales se advierten los efectos de la globalización
en nuestras vidas. Los temas quedan en suspenso, aunque se advierte en el autor
una aceptación del proceso de globalización como reversible pero
democráticamente mejorable
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